LA PICARDÍA DEL LAUCHA – CUANDO SE FORMA CORRECTAMENTE A LOS DIRIGENTES
LA PICARDÍA DEL LAUCHA – CUANDO SE FORMA
CORRECTAMENTE A LOS DIRIGENTES
Este texto es el
segundo de una serie que decidí escribir relacionado a vivencias políticas que
me tocaron transitar. Como comenté anteriormente, se trata de intentar
preservar experiencias personales de los más de 50 años que llevo relacionado a
la corriente Trotskista – Morenista de Argentina, actualmente junto a Izquierda
Socialista, uno de los partidos integrantes y fundador del frente de Izquierda
– Unidad.
Aquí voy a
relatar mi experiencia que, a partir de la picardía de un dirigente que lleva a
la práctica las enseñanzas de su corriente política, el Trotskismo – Morenismo,
transforma mi vida.
PLANIFICANDO EL FUTURO.
En el año 1971 me
recibía de Perito Mercantil en el colegio comercial de Lobos. Tenía 18 años,
una edad en que, por lo menos en esa época, comenzábamos a planificar nuestro
fututo.
Mi ilusión era
ser Contador Público Nacional (aunque con el correr de los años opté por la
Licenciatura en Administración).
Así fue que en
febrero de 1972 me instalé en una pensión de la ciudad de La Plata, lleno de ilusiones,
dispuesto a comenzar el curso de ingreso, iniciando mi vida universitaria y pensando
en regresar un día a mi pueblo con un título bajo el brazo.
Pero como la vida
da sorpresas, resultó que la nueva vida de estudiante universitario no fue el
gran giro que cambió mi vida. El gran cambio lo inicié con lo que paso a
relatar.
EL CONTEXTO.
Vivíamos una
época llena de sucesos socio-políticos por demás interesantes, muy profundos y
que marcaron tiempos de grandes cambios a nivel nacional como mundial. El
planeta estaba en llamas.
Pero yo no era
totalmente consciente de lo que pasaba. En 1973 serían las elecciones que
dejarían atrás el período de la dictadura militar de Onganía, Levingston y Lanusse.
No estaba en mí
inmiscuirme en política pero, la realidad en que vivía era muy fuerte, y de a
poquito, fui tomando posición.
LOS PRIMEROS PASOS
En Lobos un grupo
de amigos y ex cros. de la secundaria fundaron la regional del Partido
Socialista de los Trabajadores (PST). Sin entender mucho sus propuestas, me simpatizaron.
No conocía de
Marxismo, no había leído el Manifiesto Comunista y, mucho menos, El Capital.
Pero una .materia de la facultad me permitió tener los primeros conocimientos y
me resultó algo sumamente interesante.
EL ATAQUE A LAS UNIVERSIDADES
En 1974, con el
gobierno de María Estela Martínez de Perón (Isabelita), se profundiza el giro a
la derecha del gobierno que ya había comenzado en vida de Perón. Perón era el
presidente e Isabelita su Vice. Perón fallece el 1° de julio de 1974 y asume la
primera magistratura su viuda.
En este giro cada
vez más marcado a la derecha, el 14 de agosto de 1974 asume como ministro de
educación Oscar Ivanissevich que puso en marcha en todas las universidades del
país lo que se denominó “La Misión Ivanissevich”.
La Misión Ivanissevich se encuadraba
escrupulosamente en el Documento Reservado del Consejo Superior Peronista del 1° de octubre de 1973, que había declarado el "estado de guerra"
interna contra "el marxismo" y en varias ocasiones se relacionó con
la acción estatal terrorista de la Triple A o de las Fuerzas Armadas.
Ahí fue cuando se produjo
un gran levantamiento estudiantil de resistencia para frenar este retrógrado
proyecto que quería eliminar de las universidades todo elemento que, como fue
mi caso, nos abriera los ojos y nos permitiera conocer ideologías políticas
vinculadas al marxismo o cualquier otra que se opusiera al capitalismo.
En La Plata nos
organizamos por facultades en cuerpos de delegados que superamos a los centros
de estudiantes que, en muchos casos, pretendían controlar el movimiento. A mí
me tocó ser uno de esos delegados.
En La Plata se realizó
una tremenda concentración frente al rectorado donde, las fuerzas represivas
aprovechando las pedradas de las organizaciones guerrilleras (principalmente el
ERP – Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros) dieron rienda suelta a
la represión.
Se cerraron las
facultades en ese mes de agosto y recién se reabrieron en diciembre para tomar
exámenes finales.
EL GRAN PASO.
Hasta ese momento era un
estudiante con el claro objetivo de aprobar materias hasta lograr el título.
Tenía contacto con un cro. de la facultad que militaba en la Juventud
Socialista del PST y me pasaba el periódico, Avanzada Socialista y la revista
de la juventud, La Chispa. Pero le había aclarado que mi objetivo era estudiar,
que una vez recibido, podía volcarme a la militancia.
La lucha contra la misión
Ivanissevich me llevó a tomar una decisión que marcó el resto de mi vida hasta
la actualidad: me convencí de la importancia de militar en un partido
revolucionario. Ahí fue que ingresé a la juventud del PST.
Cómo dije antes, mi gran
cambio no había sido ingresar a la facultad lleno de ilusiones para intentar
construir una vida personal, el gran cambio fue ingresar a un partido
revolucionario para cambiar la realidad.
EL LAUCHA.
La Misión
Ivanissevich me empujó a tomar una de las más grandes decisiones de mi vida,
pero había un problema. Era un joven estudiante universitario de 21 años que
había elegido un nuevo rumbo para mi vida, la militancia política. Había
ingresado a un partido político pero, a un partido que se construía sobre la
actividad militante concreta y no con una militancia formal. Ahora bien, no
podía militar en el sector en el cual me captaron, las facultades estaban
cerradas. Conclusión: cualquiera en esta situación podría perder pronto el
entusiasmo por falta de actividad concreta y podrían disiparse los ánimos de
integrarse a la organización.
Ahí es cuando
aparece en escena un joven dirigente del PST impulsado por lo que le había
enseñado su corriente política, el Trotskismo – Morenismo. Era el “Laucha”
Loscertales, oriundo de La Pampa, dirigente partidario de 30 años. Había sido
miembro del centro de estudiantes de ingeniería y trabajador del Astillero Rio
Santiago. Él había aprendido que para consolidar a un nuevo militante se le
debía dar actividades y actuó en consecuencia.
Una mañana, cuando yo estaba durmiendo hasta cerca del mediodía porque no había clases, se aparece el Laucha en el lugar donde yo vivía con otros estudiantes que le abren la puerta y lo hacen pasar. Ingresa y se sienta al borde de mi cama. Entonces me propone ir con un grupo de cros. de la Juventud Socialista del PST a apoyar un conflicto de una fábrica de Villa Elisa llamada Corchoflet.
Se trataba de una
fábrica que producía juntas de cartón para motores y que sus dueños decidieron cerrar
y, el temor de sus trabajadores era que se intentara su vaciamiento dejando a todos
en la calle y sin nada sobre lo que se pudiera hacer presión por los reclamos.
La idea era
ponernos a disposición de la comisión interna para lo que hiciera falta. Así
fue que nos turnábamos para ir día y noche acompañando los piquetes que se
realizaban alrededor de la fábrica para vigilar que la patronal no se llevara
nada.
Lo más importante
era estar de noche donde muchos trabajadores debían estar con sus familias o
descansar de la larga jornada de vigilia del día.
Ahí participé de
las conversaciones de los trabajadores. Sobre todo las escuchaba. Observé como
era la convivencia de ese sector obrero, sus preocupaciones, alegrías, etc.
También vi como había quienes se manejaban con la democracia y quienes querían
imponer sus puntos de vista.
Una gran experiencia
fue cuando en una asamblea, representantes de la organización Montoneros
dijeron que si la patronal no cedía a los reclamos, los iban a secuestrar. Digo
que fue una gran experiencia porque pude comprobar con mis propios ojos aquello
que en las charlas del partido nos explicaban, que no se trata de tomar por
cuenta propia las tareas en una lucha de los trabajadores sino apoyar sus
propias decisiones, aportar ideas, pero siempre respetando lo que resuelvan y
así permitir que hagan su propia experiencia y saquen sus propias conclusiones.
El galpón que
ocupaba Corchoflet estuvo abandonado por años hasta que se instaló otra firma
productora de juntas, Taranto. El conflicto, si mal no recuerdo, no terminó en
un triunfo. No puedo precisar exactamente si fue derrota o empate. Pero, fue
una escuela práctica que me dio conocimientos en unos pocos días. Conocimientos
que, por la vía teórica podrían tardar años en comprenderse.
A todo esto
agrego que me reforzó en la experiencia con la vida de los obreros cuando,
habida cuenta de no tener actividad estudiantil, me propusieron acompañar a
cros. obreros de nuestra organización que atendían contactos, sus cros, de trabajo, de Petroquímica Sudamericana / Hilandería Olmos,
hoy Mafisa y luego de Propulsora Siderúrgica, hoy Siderar.
La claridad del
Laucha y la correcta línea partidaria que lo formó a él me permitieron hacer
esta gran experiencia con un importante sector del movimiento obrero y aprender
por la vía de los hechos lo que dicen los escritos.
Así comenzó mi
vida militante y mi involucramiento en la política y con la clase trabajadora que
mantuve el resto de mi vida.
LAUCHA, HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE.
Para finalizar,
tengo que contarles que el Laucha fue secuestrado el año siguiente, el 4 de
septiembre de 1975, y asesinado el día siguiente junto a otros siete cros. en
lo que se llamó La Masacre de La Plata.
Muy interesante tu experiencia, Pepe. Muy buena idea publicarla
ResponderBorrarGracias Amelio. Si es de utilidad, valió la pena escribirlo.
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