EL DOBLE INGRESO A PROPULSORA, EL NUEVO CUERPO DE DELEGADOS ANTIBUROCRÁTICO Y LA GLORIOSA LISTA NARANJA
EL DOBLE INGRESO A PROPULSORA, EL NUEVO CUERPO DE DELEGADOS ANTIBUROCRÁTICO Y LA GLORIOSA LISTA NARANJA
PRIMER INGRESO A PROPULSORA
Era el año 1977, plena dictadura. Siguiendo las directivas del partido, hacía unos meses que, por cuestiones de seguridad, había renunciado al Banco de la Nación Argentina – suc. La Plata.
En los últimos meses de 1976 y los primeros de 1977, los servicios de inteligencia habían hecho en la ciudad estragos, una terrible “barrida”. Compañeras y compañeros de diferentes organizaciones fueron secuestrados y desaparecidos.
Buscaba trabajo y, a partir de un dato de un compañero, conseguí rápidamente en una librería, tal vez la más importante de La Plata. Ahí era empleado administrativo y no tenía exposición al público, lo que me daba cierta seguridad.
En ese momento con Pelusa, mi pareja, formábamos parte de una célula del PST – Partido Socialista de los Trabajadores. Estas células eran la forma de organización clandestina que adoptó en partido a partir del golpe militar donde las medidas de seguridad eran extremas a fin de preservarnos nosotros y preservar al partido.
A principio de 1977, la fábrica Propulsora Siderúrgica del grupo Techint (hoy Siderar), ubicada en Ensenada, camino a Punta Lara, hizo un llamado para incorporar administrativos y electricistas. Así que me postulé y rendí el examen evaluatorio, técnico y psicológico. Necesitaban cubrir dos cargos administrativos y fui uno de los seleccionados.
A todo esto, ya ni Pelusa ni yo funcionábamos en la célula en la que habíamos estado integrados hasta hacía unos meses antes. Esta célula estaba formada por cinco integrantes: Julio Matamoros (21), Alejandro Ford (20), Mónica de Olazo (18), pareja de Alejandro, Pelusa (24) y yo (24). Con Pelusa también éramos pareja. No recuerdo que había sucedido que, tanto Pelusa como yo fuimos reasignados para realizar otras actividades.
Un día (supongo que era abril) iba a la fábrica para ingresar a las 10:00 hs. haciendo horas extras y luego cumplir mi turno de 14:00 a 22:00 hs. Fue entonces que sube Mónica al micro que me transportaba. Ese micro iba para Ensenada y su destino final era Propulsora. Llevaba el clásico cartel celeste con la leyenda “Siderúrgica”, .inconfundible. No había dudas que quien seguía su recorrido hasta el final, iba a trabajar a la Propulsora. Y, como si esto fuera poco, yo era el único pasajero.
Hacía un tiempito que no la veía. Se acercó y charlamos. Ella no sabía dónde yo estaba trabajando pero tampoco me preguntó ni se lo dije. Eran cuestiones de seguridad pero, por demás evidente mi destino.
El 11 de mayo ellos tres fueron secuestrados. Esto ya consta en otro de mis relatos así que no entraré en detalles.
Ante este hecho, nuevamente el partido me indica que debo renunciar a este nuevo trabajo. Alego a las autoridades que debo trasladarme de urgencia a mi pueblo natal por problemas familiares y que deberé quedarme allí.
Nuevamente sin trabajo y en una zona muy hostil para seguir viviendo. Decidimos irnos a capital.
El primer día que viajo a capital en búsqueda de trabajo me presento en una agencia de las que abundaban en esa época “empresas de trabajo eventual”. Lleno un formulario y, de inmediato, me destinan a la empresa Ñaró, gran sastrería muy conocida en la época. Me ayudaba mucho tener unas doce materias de ciencias económicas aprobadas y experiencia laboral, sobre todo con equipos de contabilidad de registro directo, una novedad para la época donde las computadoras personales no existían ni en los sueños de los más imaginativos.
Pelusa tarda unos días más pero también consigue trabajo en capital. Pasaron unos días y, un compañero de la dirección del partido, nos propone irnos a Mendoza a reorganizar la regional que había sido muy golpeada, en realidad, no funcionaba.
Pero esta también es otra historia que ya he contado de esta experiencia donde terminamos desaparecidos, secuestrados y, posteriormente encarcelados.
SEGUNDO INGRESO A PROPULSORA
En agosto de 1978, cuando fuimos liberados bajo fianza por la justicia federal de Mendoza, regresamos a La Plata.
Pelusa consigue trabajo en una financiera y yo en una cooperativa de crédito, actividades que habían proliferado mucho en la época.
Un día, cuando estaba trabajando en esa cooperativa, veo que se acerca a la caja uno de los directivos de personal de propulsora para cobrar una letra de cambio (similar al cheque pero de uso en las cooperativas). Lo pensé unos segundos y, fui directamente hacia él. Le pregunté si me recordaba y, parece mentira, me recordaba como aquel empleado muy nuevo que tuvo que renunciar e irse a su pueblo por un problema familiar. No lo podía creer. Le pregunté había posibilidades de reingresar y me dijo que lo llamara en una semana. Más sorpresa todavía.
A la semana lo llamé y, nuevamente en marzo, pero esta vez de 1979, reingresé. ¿Increíble, no?
Transcurrían los años de dictadura. Quedamos desconectados con el PST. Nos cruzamos con mucha gente conocida que se hacía la distraída. Ese año Pelusa quedó embarazada.
En esa nueva vida, extraña para nosotros, donde ya no vivíamos en forma clandestina pero, aunque de otra forma, lo seguíamos siendo. Lo éramos en el sentido que teníamos que ocultar nuestro paso por la cárcel porque pasaríamos a ser marginales. En esa circunstancia tomé algunas decisiones. Una de ellas fue retomar la carrera en la facultad de ciencias económicas.
En mayo de ese año de 1979, nació nuestro hijo (Diego), el primero. Y así transcurrieron los años 80, 81 y 82. En este último nació nuestra primera hija (Nadia, segunda después del varón).
En la fábrica había un cuerpo de delegados puestos a dedo por la burocracia de la UOM. Poco y nada hacían. En marzo de 1983, y más precisamente el 24 (parece una ironía de la vida), rendí mi última materia. Por fin me había recibido porque trabajando y con una familia que mantener, no fue nada fácil.
Solicité a la empresa que me asignara en un cargo profesional, pero todos hacían oídos sordos. No era política de Propulsora integrar cómo profesionales a aquellos que provenían de su planta de personal como empleados u obreros.
En ese año 83, ya muy convulsionado, un grupo de trabajadores ajenos al cuerpo de delegados, comenzamos a organizar un reclamo porque nuestros sueldos estaban muy desfasados. Hicimos un trabajo muy fino de análisis económico tomando el precio internacional del acero, el dólar y la evolución de nuestros sueldos. Otro compañero de administración, que había pertenecido al PST y yo, como manejábamos datos contables de la empresa, pudimos hacer un fuerte aporte a este análisis.
El cuerpo de delegados nos increpó porque pedíamos algo así como un 17% de aumento y ellos argumentaban que, si sacábamos un 4 o 5%, ya era bastante.
Los trabajadores nos respaldaron y el aumento fue el que pedíamos. Fue una conquista muy particular, quienes organizamos el reclamo, nunca nos sentamos a la mesa de negociaciones. Solo nos expresamos por nuestros escritos que distribuimos por toda la planta. Así fue que el cuerpo de delegados quedó absolutamente desautorizado.
Para ese entonces me había puesto en contacto con el MAS (Movimiento al Socialismo, continuidad del PST) que no conocía pero, leyendo uno de sus periódicos que conseguí por medio de un compañero de trabajo, me di cuenta de que tenía una línea como la del PST. Así que me acerqué al local de La Plata y me reencontré con viejos compañeros. Ahí retomé la relación.
EL NUEVO CUERPO DE DELEGADOS
En 1983, luego de marzo, ya era profesional pero la empresa no me había dado oportunidades. En la fábrica reclamábamos a la UOM que dieran elecciones libres de delegados. Cuestión a la que finalmente accedieron. Yo estaba en plena búsqueda de trabajo como profesional, tanto en la fábrica como en otros lugares. Quería poder hacer uso de ese título que había logrado con muchos sacrificios personales y de mi familia quienes acompañaron este proceso. Ya era hora de buscar una oportunidad para mejorar nuestro nivel de vida.
Por otro lado estaba planteada la posibilidad de ser delegado, producto de mi corto pero importante desempeño en la lucha por mejoras para mis compañeras y compañeros. Estaba en una encrucijada: seguía buscando trabajo cómo profesional intentando usufructuar tanto sacrificio hecho para recibirme o ser delegado en Propulsora y darme la satisfacción de hacer lo que mi conciencia reclamaba.
Cuando se plantea este escenario, la empresa comienza a ofrecerme distintas posibilidades de trabajo profesional dentro de otras empresas del grupo Techint. Era más que evidente que querían sacarme del medio.
Mis compañeros de trabajo me apoyaban sindicalmente pero también habían sido testigos de mis años de esfuerzo estudiando. Ellos opinaban que debía buscar trabajo profesional, por fuera de la fábrica o aceptar las ofertas de la empresa.
Fue muy duro tomar la decisión. Finalmente creí como correcto postularme para delegado. Cuando se lo comenté a mis compañeros de trabajo, la primera reacción fue decirme que estaba tirando por la borda los esfuerzo que ellos mismos pudieron ver. La segunda, decirme que harían mi campaña.
Me presenté y salí delegado. Otros dos candidatos decidieron a último momento, no presentarse. Cómo había consenso general de que fuese yo el delegado, dejaron que mi candidatura fuera la única.
Fue un proceso muy democrático. Logramos que prevaleciera lo que siempre fue la tradición de nuestra corriente política, elección de delegados por sección, sin importar su ideología. Según recuerdo, los referentes más reconocidos éramos: tres del MAS, uno del peronismo (aliado al MAS), uno del PO (Partido Obrero) que, por momentos, se encolumnaba con el MAS y un radical. Luego se completaba con otros compañeros peronistas, radicales, PC, independientes, etc. Solo dos respondían a la burocracia. Éramos más de treinta en total incluyendo colaboradores. Estos últimos habían sido electos pero, excediendo el número permitido y, sin ser oficialmente delegados, acompañaban nuestra gestión.
Según el estatuto de la UOM, se deben nombrar cinco de los delegados para conformar los titulares de la comisión interna de reclamos y dos más como suplentes.
Los tres del MAS fuimos titulares más los referentes peronista y radical. Como suplentes, el compañero del PO (que luego fue destituido por presión de los radicales y subiendo uno de ellos). El otro no lo recuerdo, ha pasado mucho tiempo.
Este cuerpo de delegados se manejó con asambleas por sectores y asambleas generales, estas últimas, de todos los turnos. Tuvo mucho apoyo y se lograron grandes cosas.
LA LISTA NARANJA
En 1985 correspondía hacer las elecciones de seccional que era muy amplia numéricamente en afiliados y geográficamente en localidades. Comprende La Plata, Berisso, Ensenada, Brandsen, Magdalena, Chascomús. No recuerdo si alguna localidad más.
Desde el MAS tomamos la iniciativa de conformar una lista con contactos de otras fábricas. Las más grandes eran Propulsora Siderúrgica de Ensenada y Kaiser Aluminio de La Plata. En la localidad de Jeppener se encontraba EMECA que fabricaba autopartes para Citroën. En Villa Elisa OFA que fabricaba motores y equipos de aire acondicionado. En Gonnet INDECO y en La Plata SIAP y Albano Cozzuol, todas estas fabricaban autopartes para la industria automotriz. En Chascomús EMEPA que fabricaba material ferroviario y Condarco que fabricaba materiales para soldaduras. Además existían muchas fábricas y talleres más pequeños.
Comenzamos a trabajar para conformar una lista de oposición a la burocracia metalúrgica de Diéguez. Fuimos haciendo reuniones con referentes de la oposición de las diferentes fábricas y talleres. En propulsora existía un referente con características muy oportunistas que se había sumado al radicalismo porque era un momento en que el presidente Alfonsín todavía gozaba de mucho prestigio. También teníamos un referente muy reconocido, peronista pero con fuertes lazos con el MAS. Además, en Kaiser Aluminio también había otro dirigente peronista muy reconocido.
La línea política que íbamos definiendo en el MAS, la llevábamos como propuesta a todos los contactos con que nos habíamos relacionado para armar la lista. Nuestra línea era aceptada y caía bien pero los pasos que íbamos dando los terminábamos aprobando en reuniones amplias con activista de diferentes procedencias políticas.
Con el referente radical de Propulsora no podíamos lograr un acuerdo. Su postura era hacer alianza con la burocracia con el “verso” de coparla desde adentro. Nosotros le decíamos que eso era un delirio. Pero nos tenía desconfianza porque, por sus características burocráticas, sabía que no iba a poder actuar libremente. Por otra parte sospechábamos, y pudimos comprobar, que tenía charlas a espaldas del cuerpo de delegados con la patronal. Era alguien no confiable pero queríamos sumarlo porque tenía cierta influencia y era visto como alguien del Alfonsinismo cuando muchos trabajadores tenían confianza en Alfonsín.
Nuestra reunión más importante la hicimos un día domingo en el Club Atlético Platense. Fue una importante asamblea con compañeros de distintas fábricas (también nos apoyaban compañeras pero no participaron). Me tocó presidir esa asamblea y me acompañaba un compañero abogado que fue el asesor legal de la lista y quien fue el apoderado, otro obrero metalúrgico, ambos del MAS.
En la asamblea se propuso una lista de compañeros para conformar la lista pero sin especificar cargos y se acompañó con la propuesta de autorizar a los elegidos a realizar una reunión entre ellos en ese mismo momento para debatir cargos. La propuesta que habíamos elaborado en el MAS era que los compañeros peronistas referentes de Propulsora y Kaiser fueran los candidatos a secretario general y adjunto respectivamente y, luego, un compañero del MAS y yo como secretarios gremial y administrativo. A continuación, el resto cubriendo las diferentes secretarías y vocalías titulares y suplentes. Pero también llevamos otra propuesta: proponer al referente radical de propulsora la secretaría gremial, con lo cual se correrían el resto de los cargos. Esto lo aprobó el grupo elegido como candidatos y, posteriormente, la asamblea. También se aprobó definitivamente (ya se había hecho en otra reunión anterior) que la lista se denominaría Lista Naranja – Agrupación Metalúrgica Independiente – AMI. Todo fue aprobado y festejamos con una choriciada.
Días después, nos reunimos en Propulsora los principales referentes de la lista naranja de la fábrica con el referente radical y le hicimos la propuesta. Quedó en contestar. Cabe aclarar que para ese momento, si es que no me falla la memoria, la burocracia de la UOM (lista Azul) ya los había contestado que no los integraría a su lista. Con lo cual, los compañeros radicales estaban sin lista, solo tenían nuestra propuesta.
Ya se acercaba la fecha de las elecciones y solo había dos listas, la Felipe Vallese – Lista Azul, de la burocracia y la nuestra, Lista Naranja.
En esos días hubo un acto en La Plata al que vino Alfonsín y fue al municipio. Allí, luego nos enteramos, lo abordaron militantes de la UCR que apoyaban que participara una lista patrocinada por ellos en las elecciones de la UOM.
Como resultado, poco antes del cierre de listas, apareció la lista Celeste patrocinada por el radicalismo y aficharon las distintas fábricas demostrando un apoyo económico que solo tenía la Azul. Nosotros, que nos sentimos traicionados porque ni nos contestaron la propuesta, decíamos que la Celeste era la Azul desteñida.
La campaña fue muy dura, pero las evaluaciones, antes de que apareciera la Celeste, daban que estábamos con probabilidades de dar una fuerte competencia. Luego, con la Celeste, pudimos ver cómo en puerta de fábrica en Chascomús, ciudad natal de Alfonsín, los referentes nos decían que pensaban votar por nosotros pero, que al aparecer la Celeste, se veían obligados a votarlos a ellos.
Así que se oficializaron tres listas: la Azul (oficialismo), la Naranja (progresista y de izquierda) y la Celeste (radical). Quedó en el camino la Marrón que propiciaba alguien desplazado de la burocracia que terminó estafando a sus seguidores con aportes en préstamos que nunca devolvió.
Hubo una campaña anónima de calumnias. Volantes sin firmas que hablaban de que nuestra lista era una lista de los “rojos”. Cuando se hizo en un plenario de delegados en el sindicado la elección de la comisión encargada de controlar todo el proceso electoral, rápidamente un alcahuete de la burocracia hizo la propuesta con todos los integrantes de la Azul. Nosotros dijimos que no era democrático y que debía estar integrada por representantes de las tres listas, pero sometieron a votación y, obviamente, ganó la propuesta del oficialismo.
Las elecciones fueron todo un acontecimiento para la seccional por la fuerte disputa. Los compañeros/ras que estaban de franco o licencia se acercaban para emitir su voto. Recuerdo una secretaria que estaba enyesada en su casa que nos pidió si la podíamos ir a buscar para llevarla a votar.
Por la noche ninguno de los integrantes de la lista o sus militantes durmió debido a que el escrutinio duró 48 hs. Se hacía en la sede de la UOM de la calle 9. Por la noche se cerró la seccional y quedaron una guardia conformada por las tres listas vigilando las urnas. Afuera estábamos el resto y muchos compañeros de MAS dando apoyo. No sabíamos si terminaba bien o violentamente.
Al día siguiente terminó el escrutinio. Redondeando porcentajes, la Azul sacó el 51%, la Naranja el 32% y la Celeste el 17%. Realmente, para la Naranja, una elección importantísima. También hicimos la lectura de que la oposición (Naranja y Celeste), sacamos el 49%. Seguramente, de ir juntos, hubiese sido mayor el porcentaje opositor. Ahí sí que la burocracia estaba en dificultadas. Pero la aparición de la Celeste radical los tranquilizó a último momento. Esa fue la gran experiencia de la Naranja.
LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS EN LA FÁBRICA
Cumplida esta etapa, seguí como delegado de la fábrica. En 1984 había nacido mi tercera hija (Paula). Mi situación económica era complicada y quería retomar mi proyecto de años atrás de desarrollarme como profesional. Así fue que renuncié a mi representación gremial.
La empresa aprovechó esa instancia y me dio un lugar como profesional pero trasladándome a las oficinas centrales en capital. El panorama estaba claro, los planes de la empresa y el sindicato eran sacarme del medio y, como ya era esperable, me despidieron a los dos años cuando terminó mi cobertura gremial.
Luego supe que el grupo de radicales de propulsora se fue desprestigiando ante los trabajadores y se fueron yendo de la empresa con retiros voluntarios.
El sector que venía de la naranja en Propulsora, en una gran parte, hizo un giro y se acercó al peronismo que en ese momento había ganado la seccional Quilmes con la lista, también Naranja. Pero en la seccional La Plata pasaron a llamarse Verde.
En la conducción de la UOM siguen estando hasta la fecha los viejos burócratas de épocas pasadas y, algunos, acusados de colaboración con la dictadura militar entregando activistas de la oposición como es el caso de Antonio "Nino" Di Tomaso.
PD: Luego de ser despedido de propulsora logré ingresar como profesional en el PAMI. Ahí alcancé sin que ese fuera mi plan, que se reconociera mi desempeño y me fueron dando ascensos.
En el año 1990, fui ascendido a subgerente. En el nivel central de PAMI había varias gerencias y, por lo tanto, varios subgerentes. En mi caso era el más joven y el de menor antigüedad.
Un día me llama el máximo dirigente de la institución para comunicarme que, desde el bloque de diputados sindicales de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, lo habían llamado para quejarse por haber designado a un trostko, ex preso político, en un cargo de subgerente. Los integrantes de este bloque eran cinco sindicalistas platenses entre ellos quien era el secretario general de la UOM, Antonio Di Tomaso.
Por suerte para mí, parece que a esta máxima autoridad del PAMI, que era una figura con mucho peso político y llegada directa al entonces presidente Menem (como también lo fue con otros presidentes) no le gustó que quisieran interferir en sus decisiones y me reafirmó en el cargo cortando toda comunicación con estos personajes tal como me lo había anticipado. Sorpresas tiene la vida.
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